Que un juego tenga más de un final no es algo extraño. Los juegos de rol, sin ir más lejos, tienden a explorar más las consecuencias de los actos de los jugadores. Pero esto no es exclusivo de los juegos de rol, sino que también otros géneros dejan que el jugador tome algunas decisiones que acaban condicionando el final.
Erica se nos presenta como una ficción interactiva, un videojuego de imagen real. O una película con mecánicas de videojuego, lo que prefiramos. Su estructura a la hora de desarrollar la acción es muy similar a una película, pero Erica entiende bien el lenguaje propio de los videojuegos, y su intención no es la de contar una historia con opciones, sino integrar la interacción en su propia narrativa y usarla para que el jugador decida su propio camino.
La protagonista, Erica, se ve un día reviviendo el asesinato de su padre. Debido a esto, tendrá que revisitar su pasado, y acaba envuelta en una historia que incluye símbolos griegos, asesinatos, misterios y un sanatorio. Elementos más que conocidos en el género de suspense, pero que en Erica saben darle la vuelta con la interacción.
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