La espera ha sido realmente larga. Han pasado trece años desde el estreno de Kingdom Hearts 2 en PlayStation 2, antes de dar el salto a varios dispositivos móviles con varias entregas de desigual resultado. ¿Pero el nuevo juego de consola? Se puso a la venta hace apenas un par de días, con Square Enix utilizando el Unreal Engine 4 para ofrece un juego mucho más ambicioso y grande que sus antecesores. No solo eso, esta nueva entrega también se marca los 60FPS como objetivo. La pregunta es, ¿qué consola tiene más éxito a la hora de cumplirlo? La respuesta es sorprendente.
Lo cierto es que junto a lanzamientos recientes como el remake de Resident Evil 2, Just Cause 4 o Ace Combat 7, nos encontramos ante una notable diferencia en la calidad de la experiencia dependiendo de la consola en la que juegues. Si usas una de las consolas mejoradas no hay problema, pero las consolas base no pueden competir, una situación que se ve agravada por una limitación clave del juego: su incapacidad a la hora de ofrecer un bloqueo a 30FPS con un frame-pacing consistente.
El gran factor diferencial es, por supuesto, la resolución. Quizás de forma inevitable aquí tenemos en la cima a Xbox One X, con una salida nativa a 2560x1440. PlayStation 4 Pro le sigue con una resolución de 2304x1296, un 81% de la cantidad de pixeles de X. A partir de aquí la diferencia crece notablemente, con la PlayStation 4 base funcionando a 1600x900 y Xbox One S a unos decepcionantes 720p. La nitidez de la imagen se reduce de una consola a otra, pero a esa caída de resolución también se une un impacto en la calidad del filtrado de texturas y del anti-aliasing. La PlayStation 4 estándar aguanta el tipo en este sentido, pero Xbox One sufre bastante. Aparte de esto, la única diferencia en términos de comparación entre plataformas está en la oclusión ambiental, la cual es mucho más atractiva en las consolas mejoradas.
Desde Eurogamer.es http://bit.ly/2DMqMHs
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